Thursday, February 01, 2007

Pantera Morada




Despertaba muy temprano, como a las 6 de la mañana, me ponia botas de lluvia, impermeable amarillo, y lentes de sol, salia al patio y encontraba cachorros muertos por todos lados, agarraba una pala y los empezaba a meter a un balde. Una vez recogidos todos los quemaba en una hoguera de la que salia humo verde. El jardin estaba seco, y crecian puros cactus al estilo viejo oeste y rodaban bolas de pasto. Aparecia mucha gente, con capuchas a lo Ku Klux Klan diciendo que venian a cosechar peyote, pero yo no pescaba, y salia de mi casa. Bajaba por una escalera de caracol para llegar al paradero, esperaba la micro y llegaba una transantiago muuuuy larga color rojo deportivo. El chofer era muy flaite y me hacia pasar gratis, yo entraba y me sentaba al fondo, donde se me pegaba un chicle en el pelo y me quedaba atrapada. El chicle se convertia en telaraña, y aparecia una garrapata con cara de niño y me decia: Sube sube sube la leche, y yo le respondia: queeee?? y la micro freno violentamente y yo sali volando hacia adelante por el pasillo. Luego la micro aceleró y logre incorporarme pero no habian asientos pq justo ese dia en esa micro viajaba una convencion de cheerleaders rumbo a Dallas que chillaban freneticamente porque a la micro la perseguian 5 patrullas de pacos, 2 helicopteros, un tanque y un F5, resulta que el chofer era Sadam Hussein, no estaba muerto!! Andaba de parranda!! Finalmente las fuerzas armadas acorralaron la micro que se estrello contra un muelle a 140 kmph. Nunca encontraron el cadaver del fugitivo, las porristas volaron en pedazos, pero sus pompones me amortiguaron el golpe y salí ilesa del accidente. Me rescato un bombero wachon, que se llamaba Irving, me invito a cenar al restaurant mas top de la ciudad (a todo esto yo no sabia donde estaba), pedi pizza y me trajeron ravioles, pedimos vino y nos trajeron sal, supuestamente el restaurant era tan top q sabian lo q querias y no podias querer otra cosa de lo q te servian. No se, los ravioles estaban ricos, llenos de pajarito. Me despedi afectuosamente de Irving por la cena, y regrese a casa en una radio patrulla, me saque el impermeable, y deje las botas al lado de la cama. Me acoste tranquila y me senti culpable por dormirme sin bañarme. Cochina!